El frío que nunca pasó

Por María José Dávila

Mi mamá era “persona de perros”, mi papá era “persona de gatos” y mi hermana era “alérgica y asmática” así que mis probabilidades de tener una mascota a los 7 años eran las mismas que tienen los perros y gatos en control canino de ser rescatados antes de ser sacrificados.

Hasta ESA mañana.

Recuerdo que mi hermana iba en el asiento del copiloto y yo atrás, hacía mucho frío y mi mamá nos iba a llevar a la escuela. En cuanto mi mamá encendió el carro escuchamos un maullido desesperado. Inmediatamente mi mamá (“la persona de perros”) apagó el carro y corrió a hablarle a mi papá (“la persona de gatos”). Él abrió el cofre del carro y ahí estaba. Un gatito de no más de 4 meses. Era medio gris, medio café, medio negro, medio todo. Se nos hacía tarde y sólo recuerdo a mi mamá amenazando a mi papá desde el carro mientras avanzábamos “¡NI SE TE OCURRA METERLO A LA CASA!”. Y bueno cuando llegué de la escuela había franelitas, jamón y leche en la lavandería. Me sentí muy feliz de que mi papá no hubiera dejado al gatito en la calle. Hasta redacté una petición a mi mamá de la manera más formal que una niña de 7 años puede imaginar intentando empatizar a mi mamá con argumentos como “imagínate que tú fueras el gatito; si te tiraran a la calle tendrías frío, hambre y un perro te podría comer”.

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Mi mamá juraba que sólo sería “mientras pasaba el frío”, y para ella el frío nunca pasó, porque hoy (14 años después de que mi hermana desarrollara inmunidad al pelo de gato) esa gatita que después de una mutación de nombres y apodos hoy llamamos Bombo, se ha convertido en el tesorito de la familia. Se ha acostumbrado a nuestra rutina y la ha adoptado… claro con algunas cuantas horas extra de sueño y comida que cualquiera envidiaría. Sabe cuando estás enfermo o triste y no se te separa. Tampoco sube a dormir si la última persona no ha llegado a la casa y se queda contigo en las noches de desvelo. Así ella y yo crecimos juntas.

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En 2012 me encontré otra gatita abandonada y con los bigotes medio quemados. Publiqué su foto en Facebook para encontrarle adoptantes porque “más animales en la casa ya no”. Pero como era Octubre y la gatita era negra, ¿Quién iba a tomar ese riesgo en su vida?.

Yo.

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Logré sordearme por algunas semanas hasta que mi mamá cedió y un día me preguntó… ¿Bueno y cómo le vas a poner? Sometimos el asunto a debate familiar y el nombre para la gatita negra con pecho blanco fue Pingüina. (Cero y van dos).

Un año después, salí del Teatro de la Ciudad después de presentar una Obra de la escuela y pues hacía ese frío que crea gatos por generación espontánea en los motores de los carros. La historia se repitió, escuche un gato dentro del motor del carro de un chavo de la escuela y le deje una notita en su ventana. “¡Cuidado! ¡Hay un gatito en tu motor!”.Tuvimos una fiesta esa noche a la que llegó el chavo con el gatito. Nadie lo quiso. Olía mal, su pelo estaba duro y tenía los ojos llenos de lagañas, ni siquiera los podía abrir. Me lo llevé a mi casa y repetí la hazaña que mi papá había logrado con éxito 12 años antes. Mi mamá volvió a protestar y hoy la que protesta soy yo, porque Bizcochito (nos dimos cuenta que la gatita estaba bizca cuando le curamos la infección de los ojos) ahora es la consentida de mi mamá.

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Cada una de estas gatitas se ha ganado el corazón de la familia y nos han enseñado muchas cosas. Nos hemos creado conciencia de la importancia del respeto y la protección hacia los animales de compañía, nos gustaría adoptar muchos perros y gatos más, pero eso estará por verse. Quisiera tener un refugio cuando tenga mi casa. No soporto la idea de saber que gatitos como los míos o perros mueren de hambre o atropellados todos los días en la calle o sacrificados cruelmente en la perrera y siento una impotencia enorme al ver gente que compra o cruza a sus perritos mientras otros mueren porque nadie los quiere. Para mí da igual si son de raza o no, si son perros o son gatos, si son chicos o grandes. Desgraciadamente para mucha gente no es así.

Si pudiera transmitir el mensaje a todo el mundo sería que no piensen que sus acciones respecto a los animales no importan. Pueden adoptar, dar hogar temporal, difundir información, donar, apadrinar… Por más mínimas que sean estas cosas hacen la diferencia; Yo ya la hice 3 veces y espero que en Saltillo y en México se siga creando conciencia y cultura de adoptar, esterilizar, proteger, no cruzar, y no comprar a nuestros animales de compañía. Es lo menos que podemos hacer a cambio de todo el amor que ellos tienen para darnos.

3 thoughts on “El frío que nunca pasó

    • Brenda, ¡nos da mucho gusto saber eso! Si te interesa formar parte de nuestro blog nos puedes enviar tu testimonio con fotos por mail y en seguida lo publicamos.
      ¡Gracias por ayudar!

  • Marijosé comparto tu cariño por los gatos y perros, yo no tengo perros porque tuve un tiempo un pastor alemán blanco, se volvió agresivo y tuve que llevarlo a una institución de seguridad y sinceramente ya nos dio miedo el criar otro perro.
    Hace ya como 10 años cayó “del cielo” un gatito de días de nacido, seguramente se le cayó a su mamá al brincar por la azotea, lo cuidamos y críamos con cariño, él siempre fue muy noble, en el 2007 falleció por complicación de los riñones, me dolió mucho su muerte era un animalito muy cariñoso… Al poco tiempo de que llegó ese gatito, llegó otro gatito de la misma forma, es hembra es mi gorda consentida, es hermosa pero muy arisca…Como yo quería que tuviera compañía, adopté otro gatito, es macho así que te imaginas es muy callejero, pero es hermoso y se saben queridos… Al poco tiempo unos familiares cambiaron de residencia y me llevaron una gatita, ella es muyyy arisca, me imagino que sufrió maltrato, así que no se deja agarrar fácilmente, y casi no convive con sus otros dos hermanitos… He tratado de ser responsable con ellos y los consiento porque quiero que sean felices…He leído que los perros son más cariñosos y creo que si es cierto, por eso cuando quiero jugar con mis gatos, los correteó para cargarlos, les digo “porque no se comportan como perritos”, ellos son adorables.

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